jueves, 11 de agosto de 2011

Concentración en el 35º aniversario del asesinato de Javier Verdejo


Hoy 13 de agosto, cuando se cumplen 35 años del asesinato del joven almeriense Francisco Javier Verdejo Lucas, las organizaciones convocantes: Nación Andaluza, Juventud Independentista Revolucionaria Andaluza (JIRA), Almerienses por la Memoria y Asociación por la memoria histórica del Partido del Trabajo- Joven Guardia Roja, queremos con este humilde homenaje, recordarlo y reivindicar su figura. Hace 35 años intentó escribir en un muro del callejón de San Miguel, hoy desaparecido, justo al lado de donde hoy nos encontramos, las palabras Pan, Trabajo y Libertad, siendo abatido por las balas de la guardia civil.

Javier era un joven almeriense de 19 años, estudiante de Biológicas en Granada, delegado de curso y miembro fundador de la Asociación Democrática de la Juventud de Granada. En el ámbito político, pertenecía a la organización juvenil Joven Guardia Roja, ligada al Partido del Trabajo, una organización comunista que llegó a tener peso e influencia entre la clase trabajadora durante la década de los 70.

Esa noche se formaron dos piquetes para realizar pintadas con el lema: “Pan, Trabajo y Libertad”. Al grupo en el que iba Javier con tres compañeros más, le tocó pintar cerca de la playa y fue concretamente aquí en el desaparecido Balneario de San Miguel, donde sobre una pared, Javier se dispuso a escribir el lema. Sólo pudo escribir la palabra Pan y la T de Trabajo ya que unas linternas a sus espaldas, le advirtieron de la presencia de la guardia civil. Javier trató de huír camino de la playa, mientras que sus tres compañeros lo hacían en sentido contrario. Javier fue abatido por un disparo mortal cayendo en la arena de la playa.

El disparo fue efectuado de frente por un guardia civil que le cerró la huída a una distancia de seis metros. Le entró por la garganta y salió por el hueso occipital. La versión de la Dirección General de la Guardia Civil sobre lo ocurrido fue grotesca y para reírse si no fuera por la gravedad de los hechos. Decía textualmente así: “Sobre las 24 horas del día 13, una pareja de la guardia civil sorprendió a cuatro individuos que al observar su presencia salieron corriendo. Ante esta actitud sospechosa, la pareja les persiguió y dio repetidas veces la voz de alto. Durante la persecución uno de los guardias tropezó y el arma, un Z-62, se le disparó causando la muerte de uno de los que huían que resultó ser el joven de 19 años, Javier Verdejo Lucas. Posteriormente se comprobó la existencia de unas pintadas en el punto en que se inició la huída y en poder del fallecido spray de idénticas características de los letreros”. Increíble versión que fue corroborada por el Gobierno Español.

Además hubo indicios de lo ocurrido esa noche que no estaban muy claros como fue la aparición de restos de sangre en el suelo, pared y techo de una caseta de baño. Se tomaron muestras de sangre y se mandaron a analizar. Sin embargo nunca se supo el resultado del análisis y las diligencias terminaron archivándose por falta de pruebas.

Del guardia civil que disparó, poco más se supo, por supuesto que no se hicieron públicas ni sus iniciales, nadie fue juzgado ni condenado por lo ocurrido. Un dato a tener en cuenta y que nos debe de hacer reflexionar sobre el engaño y timo que ha sido la mal llamada transición democrática, es que en esos momentos, el Gobernador Civil de Almería era Roberto García Calvo, encubridor de lo ocurrido aquella noche, y que con el tiempo y por arte de magia, reconvertido en demócrata, llegó a ser hasta hace poco años, juez del Tribunal Constitucional. Y el Ministro del Interior era nada más y nada menos que el ínclito Martín Villa. Experto en reprimir manifestaciones obreras y estudiantiles con especial dureza e implicado, sino promotor de casos oscuros como el atentado contra la Scala de Barcelona para desprestigiar e impedir el importante avance que manifestaba la CNT o el intento de asesinato de Antonio Cubillo, líder independentista canario. También era ministro de relaciones sindicales cuando los sucesos de Vitoria donde fueron asesinados cinco obreros. Después de dejar los cargos políticos ha sido premiado participando y dirigiendo múltiples empresas, entre ellas Endesa y en la actualidad es presidente millonario de Sogecable. Sólo hace unos días, unos compañeros de Granada, ante una visita de este personaje a la ciudad, fueron multados por el Subdelegado del Gobierno del PSOE, por recordarle al “elemento” su “brillante historial”.

Reconocimiento, compensaciones y hasta se permiten dar lecciones de democracia los que colaboraron y fueron participes del franquismo y por el contrario se ignora y se silencia a los que de verdad dieron su vida por la democracia, la justicia y la libertad. Por eso este acto de homenaje a Javier no puede ir separado de un rechazo contundente y claro de todas las componendas que trajo la transición y de las vergonzante claudicación de buena parte de la izquierda españolista.

Inmediatamente conocida la muerte de Javier, la respuesta popular en Almería no se hizo esperar. El funeral se celebró el día 14 en la iglesia de San Pedro, y tanto el templo como los alrededores estaban abarrotados de almerienses que querían protestar por lo ocurrido y solidarizarse con Javier. Al terminar el funeral la masa de gente impidió que el féretro fuese introducido en el coche y fue llevado a hombros por las principales calles de Almería entre lágrimas de dolor, puños en alto y rabia contenida. El día 15, en el Paseo de Almería, a las 21:00h y a pesar de no estar autorizada, se celebró una manifestación encabezada con una pancarta con los colores de la bandera andaluza, en la que mas de dos mil personas gritaron consignas del tipo “Javier hermano, nosotros no olvidamos” o “el pueblo unido jamás será vencido”. La manifestación fue disuelta por la policía que practicó diez detenciones. Así mismo el 18 de agosto se convocó una jornada de lucha consistente en paros generalizados, boicot a mercados y autobuses y concentraciones que también acabaron con varias detenciones. Los actos de protesta también se extendieron al resto de Andalucía así como a múltiples lugares del estado español. Al año siguiente se realizó en el actual Estadio de la Juventud un homenaje al que acudieron más de cuatro mil personas.

Pero aquí se acabó. Desde entonces la figura de Javier ha sufrido el más vergonzoso de los silencios y las marginaciones tanto de los movimientos sociales almerienses y organizaciones políticas como de las instituciones.

Y como no estamos dispuestos a ello, desde hace dos años, este es el tercero, no queremos dejar de recordar a Javier. Tenemos que reconocer y agradecer la generosidad y el compromiso de aquellas personas que han luchado y que luchan por cambiar este sistema injusto y que han sido víctimas de él. Por desgracia el silencio que ha pesado sobre Javier no es privativo de este caso. Es una consigna que fue pactada entre las fuerzas franquistas y las organizaciones mayoritarias de la entonces llamada “oposición democrática”. Por ello decenas de asesinados y asesinadas durante esos años 70 y 80 por parte de las fuerzas de orden público y por las bandas fascistas, han permanecido y permanecen en el silencio y el olvido interesado.
Y en Almería no fue solo Javier el único caído. No podemos dejar de olvidar a Juan Mañas, Luis Montero y Luis Cobo, salvajemente asesinados y torturados en el llamado Caso Almería. O a María Asensio, muerta en Huércal Overa cuando participaba en una manifestación pidiendo agua.

Todos estos asesinatos forman parte de nuestra historia más reciente y sin embargo pareciera que o no han ocurrido o que fue hace muchísimos años. Debemos de tratar de cambiar esa sensación, debemos de llevar estos recuerdos a la calle, debemos hacer un ejercicio diario de memoria y de pedagogía y sobre todo con la juventud. Esa transición modélica no existió. La realidad fue muy distinta. Los franquistas que ostentaban el poder político y económico y los sectores más dinámicos del capital propiciaron un cambio de fachada para que bajo un disfraz democrático, se asegurara el mantenimiento de la explotación capitalista así como la inviolable unidad de la patria. Una parte importante de la oposición de izquierdas renunció a una verdadera ruptura democrática y se embarcó en un triste proceso de pactos vergonzantes y oscuros cambalaches, realizados a espaldas de la clase trabajadora y de una parte de sus propias bases, para a cambio poder entrar en el reparto del pastel que se estaba cocinando. Apoyaron pactos sociales y permitieron reformas laborales que nos han llevado hasta hoy en día a unas condiciones laborales cada vez más a la baja. Acataron entusiastas el régimen monárquico y se olvidaron del derecho de autodeterminación de los pueblos que conforman el estado español. Y lógicamente existía un acuerdo tácito de que nadie pediría explicaciones por lo ocurrido durante el franquismo y la transición.

Y en los últimos días se han producido datos que confirman todo lo que estamos denunciando. El pasado 13 de julio en el Congreso de los Diputados, se aprueba una ley “integral” sobre víctimas del terrorismo, que excluye expresamente a las causadas por el terrorismo de estado, la violencia policial y las organizaciones de extrema derecha. El 18 de julio, el señor Bono, hijo de falangista y Presidente del Congreso Español, se niega a condenar el alzamiento fascista de 1936, a sus responsables y las consecuencias genocidas del mismo. Y sólo un día después, la clase política vuelve a dar la espalda a las cientos de miles de víctimas, al no aprobar una propuesta del BNG que pretendía modificar la ley de amnistía de 1977 (en la práctica una ley de punto final).

Por último queremos terminar este acto expresando bien claro que la memoria de los y las luchadoras antifascistas asesinadas, no pueden caer en el olvido, ya que luchaban de verdad y por ello murieron, por defender una auténtica libertad y como en el caso de Javier, por creer en una sociedad sin opresores ni oprimidos y por ello queremos rendirle el homenaje que se merece. Y aunque este sea un modesto acto, sin duda que el mejor homenaje que se le puede hacer es el de rescatar su memoria y hacer que las mismas banderas de lucha que levantaron Javier y otras víctimas, vuelvan a ondear en nuestras manos. Sólo de este modo, el sacrificio de quienes regaron con sangre el camino de la libertad, no habrá sido estéril.



¡JAVIER, HERMANO, NOSOTROS NO OLVIDAMOS!